La
sentencia sujeta mi alma
la
tiñe de negro
y
me hace su esclavo.
Sus
afiladas garras
desgarran
mi ser
y
lo hacen preso de su verdad.
Destapan
la venda en mis ojos
ocultos
bajo su negrura
impidiendo
ver lo que otros han visto.
Desdicha
sea la vida
donde
mis pasos dejaron su huella
como
prueba de mi vanidad.
Desdicha
sea la piedra
que
lanzé al guardar la mano
sobre aquella mano amiga.
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